Como bien lo señalaba Jorge Basadre Grohmann. con respecto a la finalidad docente de la historia ¿para qué el conocimiento y la enseñanza de la historia? –en el pasado se creía que la historia era la maestra de la vida, la forjadora de la conducta, la fuente del patriotismo. El cual fue un perjuicio intelectualista demasiado ingenuo porque entonces los historiadores debieran ser los monopolizadores de la heroicidad, del civismo, de la virtud. En realidad eso fue lo que pasó, los historiadores de antaño con un estilo de proliferar la cultura oriental y occidentalista es que manipulaban a su antojo la verdadera historia del Perú, con el propósito de generar conductas y actitudes sumisas frente al saqueo europeo y explotación Norteamericana. La Educación Autentica, significa darle espíritu nacional como lo señalaba José Carlos Mariátegui en sus siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, por lo tanto la generalidad de los pobladores y ciudadanos deben tomar en cuenta que la Historia sirve para sacar a los niños y a los hombres de sí mismos, para ubicarlos en una consciente relación con el mundo en que viven, para hacerlos considerarse como actores, y autores de un gran drama que empezó antes de que ellos mismos nacieran y que abre perspectivas que trascienden en demasía a cualquier fin personal en interés e importancia. Todo lo señalado toma vigor cuando se enseña la verdadera historia y no aquella fraguada que sirve para manipular a la población.
Dentro del espíritu nacional de la educación cabe mencionar que si no se estudia la historia peruana recordando que el Imperio Incaico fue sólo el terreno, la conquista, la siembra y las épocas posteriores de la cosecha y el comienzo de nuevas siembras que han de brotar, ese estudio ha perdido su significado. Más que el amor al pasado urge el amor al porvenir, no el porvenir utópico e idílico, sino conquistado por el propio trabajo duro e incesable frente a tanto peligro y problema. Sobre el estudio de la historia porqué ella en el Perú, no es sino una cultura enigmática que aun no ha concluido su obra, debe salir un espíritu de avance impregnado del conocimiento de la realidad. Por lo tanto la educación con espíritu nacional, en otras partes no es necesaria o fatalmente está superado; sin embargo, nos urge en el Perú. En otras partes el hablar de espíritu nacional en la educación es algo destructor, aquí debe ser constructor; constructor de conciencia y soluciones. En otras partes es ofensivo, aquí necesita ser defensivo; defensivo contra el ausentismo y defensivo contra la presión extranjera, de absorción material o mental.
Entonces la función del estudio de la historia en la educación, es ver no solo lo que hemos sido sino lo que no hemos sido. Ello implica crear patriotismo, conciencia nacional; conocimiento de la tierra de los padres y construcción de la tierra de los hijos. Y como señalaba Jorge Basadre: “Quienes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia el Perú; pero también, felizmente, posibilidad”. En tal sentido no miremos el pasado con amargura o nostalgia, ya que ello nos autodestruye; miremos el pasado como una oportunidad de construir un mañana mejor, digno y autentico, sin intromisión extranjera en las decisiones patrióticas.