miércoles, 26 de octubre de 2011

LA VERDADERA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

En el Perú, la juventud y la población en general no se preguntan ¿Cuántos precursores de nuestra libertad hemos tenido, que haya significado tanto, que haya muerto en forma tan despiadada, y que hoy no tengan un lugar privilegiado entre los hombres a honrar?. El 18 de mayo de 1781, fecha de su ejecución, debe conmemorarse como el Día Nacional con desfiles y alegorías, pero es un día cualquiera. Por temor y racismo se ha tratado de adormecer la conciencia revolucionaria del pueblo. Túpac Amaru luchó cara a cara y levantó a las masas, no asesinó a inocentes ni peleó a escondidas. 

La invasión de los españoles tuvo dignos héroes  de la resistencia. En el Perú en los festejos de la independencia se les ha ignorado a los verdaderos héroes de la liberación para dar al indio la imagen de sumiso e ignorante.  México recuerda con fervor a Cuauhtémoc, nosotros los que nacimos en el Perú no hemos dado ningún  reconocimiento a Manco Inca, el iniciador de la Independencia Peruana, a pesar de que su rebelión causó el doble de bajas españolas  que las sufridas por los invasores en México.  Su resistencia de guerra permanente duró de 1534 a 1572, fecha en que fue asesinado el último inca. Tampoco se recuerda a Cahuide, el jefe que defendió el asedio a la fortaleza cusqueña de Sacsahuaman, y que asombró a Hernando Pizarro por su valentía, ordenando por ello que lo capturasen vivo. Cahuide lucho hasta el final y al verse perdido no quiso dar gusto a los españoles y se arrojó desde la alta muralla encima de ellos. 

Por otra parte el general que luchó por la expulsión de los invasores españoles, fue el general de Manco Inca, llamado Titu Yupanqui, bajó desde Jauja dispuesto a acabar con todo los españoles que ocupaban Lima o morir. Asedió a los invasores, atacó y murió en el intento.  Estos héroes de la resistencia indígena están relegados a páginas de libros de historia. Ningún homenaje público, ninguna palabra oficial en los homenajes de la independencia. Las consecuencias del silencio causan coraje, porque late en el fondo de la sangre de nuestros pobladores una indignación peligrosa contra los descendientes de los criollos y oligarcas, que han falsificado la historia para seguir usufructuando el poder político y económico de la Gran Nación Peruana. 

En realidad el máximo héroe continuador de la lucha de la emancipación peruana fue José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru, mestizo, curaca de Pampamarca, Surinama y Tungasuca, cansado de ver tanta opresión e injusticias de los invasores se levantó en armas en 1780, sus huestes estaban armados con palos y piedras. Posteriormente lograron sublevar a la gran región andina y consiguieron algunos fusiles, ganando con ello varias batallas. Se le unieron blancos y negros a quienes dio libertad, un siglo antes que Abraham Lincoln. Llegó a formar un ejército de más de cincuenta mil hombres. Su osadía aterrorizó a los españoles quienes se reforzaron apropiadamente y finalmente lo derrotaron el 6 de abril de 1781. La represión española fue sangrienta, cien mil personas fueron ejecutadas. Antes de dar muerte a Túpac Amaru lo obligaron a ver la ejecución  de sus amigos y familiares; a su joven hijo Hipólito le cortaron la lengua y después lo ahorcaron; su esposa, Micaela Bastidas, por tener el cuello muy fino, resistió a la pena del garrote vil, entonces la estrangularon con sogas y terminaron matándola a puntapiés. A Túpac Amaru le cortaron la lengua, luego se le quiso desmembrar atando sus extremidades a cuatro caballos: lo que consiguieron fue descoyuntarlo. Al no morir le arrastraron al tablado y le cortaron la cabeza. Así no solamente dio una simple proclama de la independencia, sino ofrendó su sangre por la libertad del Perú y América. 

A decir verdad San Martin solo es el continuador de tantos peruanos, sean indígenas, mestizos que ofrendaron sus vidas por alcanzar la justicia y la libertad.  El 28 de julio de 1821 San Martin solamente dio su proclama en la plaza principal de Lima, mientras  el ejército español se paseaba por diferentes partes del Perú aniquilando a cuanto patriota que se oponía a sus fechorías.  San Martin nunca quiso enfrentarse a las huestes españolas debido a que había firmado con el virrey la Serna el pacto de no agresión.  Mientras al ejército español comandado por Serna para ganar tiempo se internó a la sierra sur para batir a los rezagos de pobladores patriotas que desde 1814 se habían revelado en Tacna, Moquegua, Cuzco, Puno y Arequipa.  Es por ello que San Martin a su entrada a Lima no ofreció resistencia por parte del ejército realista y los criollos refugiados en Lima se le unieron a fin de usurpar el poder a los verdaderos patriotas que entregaban sus vidas en los campos de batalla del sur.  Tal es así que los presidentes o representantes de los inicios de la república nunca empuñaron las armas a favor de la independencia del Perú y desde el poder marginaron a los patriotas del sur que habían tomado parte directa en la confrontación  con el ejército español. 

Si es eso justo, algún día la historia prevalecerá sobre la mentira, la historia falsificada por los criollos. El iniciador de la emancipación  peruana fue Manco Inca descendiente de los dueños de estas tierras, los incas del Perú, y que hoy disfrutamos de los beneficios de esta grandiosa tierra con abundantes recursos. 

Finalmente la Independencia peruana se logró recién en la pampa de la quinua el 09 de diciembre de 1824 con la rendición del ejército español y con la firma del acuerdo que regresaran a España y que no volverían nunca más. Ello gracias a la lucha de  muchos indígenas, mestizos, negros, mulatos y pocos blancos que integraban el ejército  dirigido por el Mariscal Antonio de Sucre de origen Venezolano. Mientras los criollos oportunistas en Lima compartían el gobierno con el Virrey la Serna desde 1821 a 1924. Entonces desde ningún punto de vista es justa la celebración de la Independencia del 28 de julio, ignorando a los verdaderos artífices de nuestra emancipación o liberación. Ahora juzgue usted con criterio.

1 comentario:

  1. Absolutamente de acuerdo. Debiera cambiarse la sede de la capital política en otra ciudad, con el fin de acabar con el centralismo limeño criollo.

    ResponderEliminar